
Cuando se trata del paciente o incluso, de la vida misma, la higiene, el cuidado y el bienestar podríamos ubicarlos entre los derechos básicos de todo ser humano para tener una vida plena y feliz, ¡pues no nos digamos mentiras!, de las características esenciales del bienestar es tener un espacio tranquilo y ameno, que nos permita interiorizar la calma que tenemos a nuestro alrededor. Por ello, hoy vamos a conocer las mejores técnicas para la higiene y bienestar del paciente, que tienen como objetivo mejorar su calidad de vida y priorizar su comodidad. ¡Empecemos!
Cuidados higiénicos
Si eres un cuidador profesional o si, por el contrario, estás iniciando en el mundo del cuidado para el adulto mayor, es importante que reconozcas para la higiene y el bienestar del paciente algunos cuidados esenciales, los cuales empiezan en la mañana, con una rutina general del lavado de cara y manos, complementado con los medicamentos que la persona que esté a tu cargo deba tomar. En esta etapa también puedes incluir el baño, que puede venir acompañado de masajes que permitan mayor descanso y relajación con cuidados en boca, cabello y uñas.
Factores que influyen en las prácticas de higiene
Si todos somos un mundo diferente a lo largo de nuestra vida, cuando llegamos a una edad adulta, contamos con características más particulares que nos hacen tener diferentes prácticas de aseo determinadas por aspectos físicos, cognitivos o sociales, que hacen que cada caso de cuidado sea especial. Por ejemplo, si tu paciente cuenta con limitaciones de movilidad, tus cuidados al momento de bañarlo o sentarlo podrán enfocarse más en fuerza y atención a los detalles; si presenta trastornos cognitivos, es probable que la comunicación sea tu mejor herramienta al momento de la limpieza general o, en cuanto a factores sociales, puedes ser tú y sus familiares quienes hagan de la higiene un momento del día mucho más amigable para él.
Tipos o técnicas de baño de un paciente
Existen dos tipos de baño para los pacientes categorizadas en: baño de limpieza o baño terapéutico. El mejor para la persona a quien cuidas, dependerá de los factores anteriormente mencionados, así que aprende a identificarlos muy bien para que puedas definir tus opciones al momento de la higiene y el bienestar del paciente.
- Baño en la cama: Para cuidar tu postura, procura tener la cama a una altura cómoda para ti. Cubre la cama con una manta protectora que puedas humedecer y con una toalla húmeda empieza a recorrer su cuerpo de manera suave.
- Baño en ducha: Utiliza una silla para mejor ubicación y comodidad tanto tuya como del paciente y permite que el agua a temperatura de preferencia caiga sobre él, ayudando a limpiar las zonas de difícil acceso.
- Baño parcial: Se realiza en los días en donde no sea necesaria una ducha completa, limpiando con una toalla suave y húmeda las zonas que puedan adquirir mal olor, como manos, axilas, espalda y el área perineal.

Higiene del cabello
La higiene del cabello no solo es importante por limpieza, sino también por autoestima, por ello tenerla entre los pilares de la higiene y confort del paciente es fundamental. Si bien no existe una regla estipulada sobre cuál es la frecuencia ideal para hacerlo, se recomienda llevarla a cabo mínimo una vez por semana.
Aquí se pueden utilizar productos en seco en caso de que el paciente presente algún tipo de incomodidad o barrera al momento del baño. Usar agua tibia hará de la experiencia un momento mucho más placentero, mientras a la par, con los productos adecuados, puedes ir masajeando el cuero cabelludo.
Higiene de las cavidades
Ojos, nariz, oídos: tomas en planos cerrados mostrando cómo se pasa una toalla suave y húmeda por el contorno del ojo, los oídos y la nariz, cambiando las esquinas de la toalla por cada parte del cuerpo mencionada.
Boca: toma cerrada de un cepillo de cerdas suaves entrando a la boca de un paciente (como opción 1). Como opción dos y en caso de rechazo del cepillo, usar una gasa enrollada en un palo de paleta con crema dental.
Precauciones en la higiene y confort del paciente
Si te encuentras en la fase inicial de aprender sobre el cuidado y la higiene del paciente, ¡no te preocupes ni tengas prisa!, la práctica hace al maestro, y con el transcurrir de los días y la rutina, te será mucho más fácil realizar esta actividad conociendo mucho más de cerca a la persona que cuidas. Sin embargo, es muy importante que desarrolles el tacto y la paciencia para que puedas hacerlo con calma y el tiempo suficiente, que te permita tener delicadeza y fuerza al momento de mover al paciente y evitar posibles lesiones. Además, ten presente que los productos ideales para el cuidado de la piel, como toallas y pañales para adultos serán tus aliados en todo momento, con el cambio de los mismos con la frecuencia necesaria.
Mantén limpia la cama del paciente
Por último, pero no menos importante, cambia con frecuencia las sábanas y todo el espacio que compone el lugar frecuente del paciente, pues su poca movilidad puede retener más sudor u otro tipo de secreciones que provoquen malos olores, bacterias o incomodidad. Recuerda que un lugar limpio es el primer paso para una vida digna y en bienestar. Ahora sí, ¡estás más que listo para poner en práctica nuestras recomendaciones! No olvides seguir tu vocación de servicio siempre que ayudes a un paciente en cama y sobre todo, tomarte un tiempo para tu descanso propio, para evitar de esta manera fatigas que te impidan cuidarte a ti y a tu ser querido.
Fuentes: