Con frecuencia solemos relacionar la incontinencia urinaria con una enfermedad propia de la edad y que afecta, en la mayoría de los casos, a hombres con trastornos prostáticos. Sin embargo, poco se habla de la incontinencia por estrés o, también denominada “incontinencia por esfuerzo”, que se presenta con más frecuencia en las mujeres menores de 75 años. ¿Te gustaría conocer sus causas y qué tratamientos existen para esta condición? ¡Sigue leyendo este artículo!
¿Qué es la incontinencia por estrés o por esfuerzo?
Como su nombre nos lo indica, existen algunas actividades del día a día, así como acciones propias del ser humano que suponen cierto “esfuerzo”, derivado de una presión abdominal o de la zona pélvica, y este mismo, se encarga de provocar un goteo de orina leve o moderado, de manera involuntaria.
Reír, estornudar, toser, realizar ejercicios, así como levantar un objeto pesado, son movimientos que pueden llegar a generar esta incontinencia si se halla un debilitamiento de los músculos del suelo pélvico, los cuales tienen como función controlar y hacer efectivo el momento de la micción.
Causas de la incontinencia por estrés
De seguro, pensarás que la incontinencia por estrés se encuentra relacionada, de un modo u otro, con alguna causa psicológica y la realidad es que ¡no! En este sentido, hablamos de “estrés” debido a la presión que ejerce la vejiga, la cual supera la presión en la uretra y genera así, la pérdida involuntaria de orina.
Determinar las causas específicas de esta condición, depende de diversos factores relacionados con la edad, los hábitos, incluso algunas circunstancias del sexo, como en el caso de la mujer, un embarazo, el parto o la etapa de la menopausia que puede causar daños en los tejidos del suelo pélvico. Conoce otras causas principales que pueden provocar incontinencia por estrés o esfuerzo:
- Tos crónica o rinitis alérgica, este tipo de problemas respiratorios, que suponen esfuerzos con frecuencia, como estornudos, pueden ocasionar daños en la estructura del suelo pélvico.
- Algunos medicamentos para reducir la presión arterial, como los betabloqueadores o inhibidores de la ECA, están relacionados con problemas respiratorios.
- Traumatismos o lesiones que provocan alteraciones en el cuello vesical, los músculos que conectan la vejiga con la uretra.
- Puede originarse como secuela de una cirugía de reconstrucción del suelo pélvico, o una histerectomía que consiste en la extirpación del útero. También una intervención de la próstata, en el caso de los hombres.
Factores que aumentan el riesgo de la incontinencia por estrés
Aunque la incontinencia por estrés o “esfuerzo” puede producirse por alguna de las causas anteriormente mencionadas, también es importante aclarar qué factores de riesgo aumentan las probabilidades de desarrollar esta condición:
- Personas con obesidad o sobrepeso.
- Práctica constante de actividades de alto impacto como atletismo, equitación o aeróbic.
- Pacientes con estreñimiento.
- Pacientes fumadores.
- Mujeres en estado de gestación o durante el parto, causando daño obstétrico o debilitamiento del piso pélvico.
- Mujeres en la menopausia, debido a que los cambios hormonales, naturales de la etapa, pueden provocar flacidez en los músculos abdominales.
Posibles complicaciones de la incontinencia por estrés
Cuando hablamos de complicaciones en la incontinencia por estrés o esfuerzo, estas van mucho más allá de la necesidad constante de orinar o el temor a manchar la ropa, ya que no sólo se trata de una afección física, sino también emocional y psicosocial, que afecta la autoestima y la capacidad de relacionamiento del paciente. Es posible que una persona con incontinencia decida aislarse del resto del mundo, y entrar en cuadros de depresión o ansiedad.
Igualmente, según una investigación de la Red de Atención Médica de Mayo Clinic, en colaboración con Middlesex Health , las complicaciones pueden relacionarse con ciertas erupciones e infecciones cutáneas y también infecciones recurrentes en las vías urinarias.
Diagnóstico de la incontinencia por estrés
Ante la primera anomalía, relacionada con la pérdida de orina de forma involuntaria debes visitar al médico, él se encargará de evaluar tu historial clínico y síntomas. A partir de ahí, el especialista realizará una exploración física y determinará tanto qué tipo de incontinencia tienes, como cuál es el tratamiento más adecuado en tu caso.
El médico podrá pedirte que lleves un diario o informe detallado sobre cada cuánto te surgen ganas de ir al baño, en qué momentos del día, qué cantidad de orina expulsas y el número de episodios que tuviste.
Entre las pruebas o procedimientos más comunes que pueden pedirte, serán exámenes de orina, radiografía simple abdomen, ecografía reno-vesical, cistoscopia o estudios urodinámicos.
Tratamiento de la incontinencia por estrés
En la actualidad, los tratamientos para la incontinencia por estrés han aumentado y también se han hecho más eficaces. Si bien, ya conocemos algunos que tienen que ver con la medicación o que sugieren una intervención quirúrgica, existen otras técnicas que están al alcance de cualquier persona y se pueden llevar a cabo con una rutina más interiorizada y/o estricta, como por ejemplo:
- Entrenamiento de la vejiga o técnicas para controlar y/o retrasar el momento de la micción.
- Ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico, más conocidos como los “ejercicios de Kegel”.
Recuerda que también puedes ayudarte de otros hábitos saludables a través de la alimentación para mantener un peso controlado, dejar de fumar (en caso de hacerlo), y evitar en la medida de lo posible el consumo de bebidas con cafeína o alcohol que aumentan la necesidad de ir al baño. También, desde el momento cero, te recomendamos asesorarte psicológicamente para que puedas afrontar con toda la motivación este momento de tu vida.
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